Los bares parroquianos y
El aguardiente. Me arde la garganta
Con un agua que toca mis dientes
La cara de los clientes:
En angustias difusas. Difuminada angostura
De mi corazón con hambre
La piel como la de las estatuas:
Enferma de tiempo. Enfrentamiento taciturno
De la piel con la entraña
Todos aguardan en silencio
Pero hay cataclismo en sus ojos. Bebo aguardiente de silicio
Para catapultar el camino
Tienen brazos como troncos
Que se aferran a sus vasos. Con el frío abarco todos
Los trozos y los pedazos
La tarde sigue escapando
Por extractores de humo. Es tarde para extirparme
Las escamas del pellejo
Y pasa de largo el futuro
Y nadie lo saluda. La salud es un infundio
Que pasa del pobre y no ayuda
Y otra vez cambian postura
Acomodándose al taburete. Me apuesto el cambio del café
Con camareros de tabernas
Pero la noche es inminente.
Este es el segundo poema que nos dio Eugenio Peligros. Y nos costó más trabajo conseguirlo, porque tuvimos que buscarlo en Córdoba y cuando nuestro profe fue allí, no lo encontró en el sitio en el que lo vimos nosotros cuando nos dio el otro poema la otra vez. A nuestras manos llegó escrito en la parte de atrás de un folio de publicidad con boli de dos colores porque uno se le había quedado sin tinta y lo terminó con otro. Intentamos por todos los medios colgarlo así, pero al escanearlo no se veía bien. Por eso lo hemos pasado a ordenador que se entiende más claro.
Estamos preparando una entrevista para que nuestro profe se la de un día que vaya a Córdoba y la recoja después con las respuestas de Eugenio Peligros. Queremos escribir al periódico “Córdoba” para que publique a este hombre que nos gusta tanto, como sus poemas. Seguiremos en contacto.
Abrazo fuerte de vuestros compañeros del IES Cecilio Jiménez de El Viso de Córdoba. Hasta la próxima.
viernes, 14 de marzo de 2008
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