EUGENIO PELIGROS. POETA E INDIGENTE
Hace unas semanas los alumnos de 4º de Diversificación, al que jocosamente llamamos “CUARTO DIVER”, me acompañan a una lectura poética muy especial en plena calle, sin mesa, sin sillas, sin micrófonos y sin oradores. El poeta era un indigente sin techo que vivía en la calle y dormía en los cajeros automáticos y las paradas de autobús, que escribía sus versos en las amarillentas páginas de los periódicos que la gente tiraba a las papeleras o los papeles de envolver el pascado del mercado con lápices minúsculos que, de tanto sacarles punta una y otra vez, habían sido desechados por sus anteriores dueños.
Era indigente porque quería, porque consideraba que era el estado natural del ser humano: la necesidad de cubrir necesidades primarias que ponga tierra de por medio respecto a las necesidades superfluas que envilecen al hombre. Es para él, por tanto, el verdadero estado de pureza. Nos causó tal impresión y nos conmovió tanto no sólo su poesía, que no se parecía a nada de lo que hubiésemos leído antes, sino la personalidad del que quizás sea el ser más valiente que hemos conocido, que le prometimos que en la medida de nuestras posibilidades difundiríamos su obra. Y como muestra: un botón. Ahí va un magnífico poema que nos recitó aquel día. ¡Ah! Se me olvidaba comentaros que no se deja fotografiar, así que le hicimos un dibujo.
Una hora dándole vueltas
a lo mismo. ¡Qué pesadez!
Si un día el hombre quiere
Si un día el hombre quiere
Te quiero todas las noches
Cambiar élites por hélices
Cambiar élites por hélices
Te cambio una boca por un pecho
Andar sobre los pletines
Y no pisar la calle
Andar sobre los pletines
Y no pisar la calle
Me gustas cuando andas y te vigilo de espaldas
La noche que no nos rescate un techo tras los bares
La noche que no nos rescate un techo tras los bares
Los bares me distraen y llego tarde a verte
Las veces que aguantemos el hambre sin desprecio
Las veces que aguantemos el hambre sin desprecio
Desprecio a la gente que nos impide vernos
El siglo que suplamos imperios por océanos
El siglo que suplamos imperios por océanos
Estaremos juntos en todos los océanos
El año que entendamos
que la vida no se entiende
El año que entendamos
que la vida no se entiende
La vida se me pasa aspirando a tus abrazos
El mes que elijamos serpiente y no conciencia
El mes que elijamos serpiente y no conciencia
Elijo la serpiente que anestesia mi conciencia
La hora en que se abolan las herencias
sin miedo ni complejos
La hora en que se abolan las herencias
sin miedo ni complejos
Las horas pasan lentas. Ya voy.Tú me esperas
El momento que nos sobre con pellejo,
Agua, un mendrugo y huesos
El momento que nos sobre con pellejo,
Agua, un mendrugo y huesos
Loco por ti hasta los huesos
Estaremos más serenos
porque habremos muerto
Estaremos más serenos
porque habremos muerto
Se cierra la puerta. Todo detrás.
Tú estás allí
¿O no? Yo que sé…
Tú estás allí
¿O no? Yo que sé…
No estoy muerto
